Hoy escribo sobre las mujeres que no han tenido una pareja durante mucho tiempo, esas mujeres que se concentran en continuar viviendo con una sonrisa en la boca a pesar de tener el corazón hecho pedazos.
Esas mujeres son unas eternas soñadoras, deseosas siempre de una gran historia de amor, admiradoras del romance, pero lo único que las limita a demostrar esos sentimientos es algo terriblemente feo, llamado miedo.
Así que a todos esos hombres que leen mis letras, me gustaría que observaran más allá de lo que una mujer como la que describo, aparenta. Que vean todo lo bueno que hay en ellas que las escuchen, y entiendan que detrás de esa capa de mujer autosuficiente y dura hay una mujer llena de ilusiones y mucha pasión, sus deseos van más allá, todo lo que ellas necesitan es a un compañero que les demuestre que vale la pena continuar en compañía, que la soledad a pesar de ser una buena maestra nunca será una buena compañera.
Una mujer sola y autosuficiente no es sinónimo de “presa fácil” aunque como siempre hay sus muchas excepciones; mis estadísticas marcan que cuando un hombre conoce a una mujer sola y con hijos piensa que ella solo está necesitada de dos cosas primordiales, ¡según el pensamiento masculino… dinero y sexo! Pero noooooo, hay mucho más en el fondo, ellas buscan a hombre que las acompañe a vivir, uno que valga la pena cualquier sacrificio, un hombre que tenga los suficientes pantalones para comprender que ella sigue siendo un ser humano libre que puede tomar sus propias decisiones sin vivir atada a alguien que la haga sentir menos, un hombre que aplauda sus logros, que la admire, que la apoye en el camino de la vida y sobre todo que le regale una sonrisa cada mañana antes de salir de casa y un te amo antes de dormir.
Sé muy bien que todo esto se lee muy “telenovelero” pero así son ellas, unas eternas protagonistas de una novela.
Una de las principales razones por las que estas mujeres deciden vivir en soledad es porque aprendieron a valorarse, aprendieron que cada centímetro que hay en ellas es importante, que el hombre que ella decida tener a su lado para compartir una vida es un hombre que está a su altura emocionalmente. Y en el caso de las mujeres con hijos la responsabilidad es al doble y no me refiero a ellos, a los caballeros sino a la responsabilidad de esas mujeres de permitirle a un extraño entrar en la dinámica familiar de una madre soltera, no olviden que para ellas lo primordial siempre serán sus hijos y su autonomía.
Me despido hoy escribiéndole a todas esas mujeres que merecen a su complemento, a esas que han llorado solas abrazadas a la almohada preguntándole al cielo cuando volverá a tener el valor de compartir sus sentimientos con un hombre, preguntándose cómo es que sabrán que es el indicado, ellas son dignas de mi admiración y me gustaría que supieran que a todo frio invierno siempre le llega una cálida y hermosa primavera, el secreto solo está en saber esperar.
La recompensa a tu tiempo de soledad llegara, en el momento menos esperado, con la persona menos imaginada solo confía en tu instinto y en el tiempo que por siempre ha sido muy sabio…
P.D. Dedicado a mi querida Dul.
Atte: Patricia Montelongo M.
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