Cuando una mujer se enamora de un hombre casado es porque no sabe dónde tiene la cabeza, la realidad de ser la amante en la mayoría de las veces es bastante complicado.
Una mujer se enamora con mucha palabrería y en eso muchos hombres son expertos, como cuando les dicen que la esposa es una mala mujer, que no lo atiende en casa, que no lo procura, que lo pelea por todo, que es una loca celosa posesiva, que es mala en la cama, que prácticamente tuvieron hijos por telepatía… entonces el instinto materno y protector de la futura le provoca, cuidar, complacer y satisfacer todas las necesidades de ese pobre hombre de vida amorosa y sexual miserable…
Bien de lo que quiero escribir hoy es que ya que un hombre tiene a esa mujer atrapada por el oído y la pasión esa mujer puede cometer un error catastrófico y es hacer una llamada incomoda…. ¿Qué pasa cuando la amante llama al señor casado a una hora que no pertenece a su “horario”? pues hay dos opciones, la primera que el justifique por todos los medios posibles e imposibles a su esposa que esa llamada estaba equivocada y que cuando logre comunicarse con la amante solamente se rían por el desatino de ella, la segunda opción es que aguante el problemón que le va a armar la señora y se desquite con la amante.
La segunda opción es la que casi siempre sucede, él la llama le reclama y le arma un problema igual o peor que el que él se tuvo que aguantar y es exactamente ahi donde nace mi idea para este blog, si se supone que el matrimonio es malísimo, que la señora esta “loca” que la vida sexual es prácticamente nula, que no soporta vivir bajo el mismo techo con ella, que todo lo que aguanta es por sus hijos… ¿Por qué se enoja contigo que eres la amante?
Mi respuesta lógica fue, que al parecer todo hombre que tiene una amante y reacciona de esta manera, se resume en miedo ese que le recorre el cuerpo porque la esposa pueda descubrirlo y esto mismo nos lleva a entender que su matrimonio NO es tan malo como ellos dicen, que la relación con su esposa tal vez no sea la perfecta pero que por la mente de ese hombre jamás ha pasado quedarse con su amante, que en el corazón de ese hombre solo existe su esposa y que no ve a su amante como la mujer que merece dormir con el cada noche, que la amante no está en sus planes para la vejez y que el único lugar donde realmente se interna la presencia de la amante es solo en su entrepierna.
La mujer que hoy me lee y es una amante, recuerda que la historia siempre se repite y solo cambian los protagonistas, no permitas ser la antagonista de la novela de otra.
Atte: Patricia Montelongo
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