Hoy texteaba con una mujer joven a quien aprecio mucho y le
decía que tenía el cerebro frito que, si ella tenía algún tema en especial con
el que me pudiera ayudar para escribir mi blog referente obvio a su relación
amorosa, a lo que ella me respondió que sí, que escribiera sobre “la falta de
comunicación”.
Ella quiso decirme la falta de comunicación en pareja y yo
que conozco su relación puedo escribir que a lo que realmente se refería es a
la falta de entendimiento, eso que a ambos los ha separado, el entendimiento de
lo cada uno quiere en una relación. Él quiere una familia, pero seguir viviendo
la vida de un joven soltero y llegar a casa por las noches para encontrar a la
mujer con los niños cenando y sentirse el señor de la casa. Ella por su parte
desea una familia de novela, de esas que tiene al hombre de sus sueños, los
niños perfectos, la casa preciosa con buena decoración, el perro y el pastel en
el horno en la espera siempre de que él se sienta feliz de tenerla a su lado, pero
lo que ella realmente quiere es vivir libre y seguir jugando a la casita.
Aún hay muchas relaciones que se siguen sosteniendo solo de
sueños, ¡y no es que yo no sea soñadora al contrario yo soy una romántica
soñadora declarada! Pero hay de sueño a sueños, si tu relación es mala, aunque
duela debes aceptar que no es falta de comunicación que en verdad lo que tienen
es falta de entendimiento, si amas y te aman de verdad lo que menos deseas es
vivir en un círculo vicioso donde ambos se hacen daño, ese daño que marca mucho
más que un golpe, el daño emocional. Las mujeres deberíamos crecer con una
educación de amor propio donde estemos claras en que si deseamos una vida de
novela romántica no descasemos hasta lograrla, que cada error que cometamos sea
siempre para mejorar y no para repetirlos.
Hoy quiero escribirle mis letras a esa mujer que sufre de
infidelidades, que sufre de desatención, que sufre de soledad en una casa llena
de toda lo material, que sufre de necesidad económica y sobre todo que sufre de
amor propio… a ella quiero decirle que merece lo mismo que ella entrega que
merece sonreír cada mañana y que merece un beso cada noche antes de dormir del hombre
con el que comparte la cama.
Las historias de amor NO siempre tienen un final feliz, pero
le aseguro que siempre será una historia de dos, de dos personas que quieren
compartir alegrías, tristezas, preocupaciones, una historia juntos con sus
altas y bajas, no historia de terror que sufres cada día.
Si vas por la vida sufriendo cada día a eso no se le llama
vida se le llama tormento y no permitas que ningún hombre ó mujer en su caso,
sea tu tormento. Piensa en que tú eres lo suficientemente merecedora de una
vida digna de contar…
Atte: Patricia Montelongo.
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